Generalmente son niños (as) en edad pre-escolar que nacieron con un defecto en el desarrollo de sus pabellones auriculares (orejas), con grados de afectación variable de uno o ambos lados.
Existen muchas técnicas empleadas. Actualmente la más aceptada es el uso de cartílago autólogo costal (cartílago de 1-2 costillas del mismo paciente), para reconstruir la oreja afectada y que no tenga reacción a cuerpo extraño; de esta forma se garantiza el resultado de por vida.
El uso de material protésico es otra opción, sin embargo, da una apariencia artificial y el paciente psicológicamente no lo integra como parte de su cuerpo. Existen orejas preformadas que se colocan por debajo de la piel de la región auricular. A través de este método se logran orejas estéticamente agradables, pero el riesgo de rechazo y/o infección a futuro es un inconveniente.
Es necesario que el niño (a) alcance una madurez torácica para que éste no se deforme; lo que suele ocurrir entre los 9-11 años de edad. Generalmente la audición es compensada por el oído sano, y no está indicada la apertura del canal auditivo cuando este se encuentra cerrado.
Generalmente se requieren de 2 a 3 cirugías, con una separación de 3 a 6 meses entre una y otra.
Va enfocada a cuidar la zona reconstruida y a cuidados generales de la herida de su tórax. Se darán instrucciones para el aseo en casa y cuidados especiales que llevarán de 3 a 4 semanas.
Es importante recalcar que la oreja se construye no solo con una solo cirugía, sino con 2 a 3 cirugías de diferentes magnitudes, pero la oreja obtenida le durará por el resto de su vida, ya que está fabricada con tejidos del propio paciente, sin riesgo a reacciones de rechazo. Es médicamente imposible lograr la simetría en un 100% con la oreja sana, pero el aspecto mejorará considerablemente y el niño (a) recobrará la confianza en si mismo.